lunes, 24 de agosto de 2015

Mi cuerpo es el nombre



                                                                                  
                                                    MI RE SI DO - RE DO SI MI - DO MI SI RE - SI DO RE MI



                                         

De noche los pongo bajo lámpara y lo único que hacen es estar juntos. Los examino cuidadosamente. Acerco más la lámpara y me asomo a las bóvedas 
de sus arquitecturas interiores. Digo mi nombre y resuena entre las paredes de madera, pero no sale, se queda allí, golpeando de un lado a otro. Al rato, mi nombre suena a hueso y carne fatigados. Otra vez me asomo y digo Eric, comienza de nuevo el tambaleo allí dentro. Desconozco cuántas veces puede uno pronunciar su nombre. Mi cuerpo es el nombre de la melodía simple, de un violín y una viola, que se mueve en la región más dura de la oscurana. 





                                                    
                                         MI RE SI DO - RE DO SI MI - DO MI SI RE - SI DO RE MI

sábado, 15 de agosto de 2015

Soñar la Venus

Anoche soñé contigo, Venus. Tenía ganas de orinar. Crucé una gran avenida, entré en un edificio que parecía un centro comercial y después resultó ser un liceo público. En el último piso terminé entrando al taller de una conocida artista. Estabas al fondo, de perfil, acostada sobre una mesa de vidrio, eras de color verde fluorescente. Se me quitaron las ganas de orinar. Había una de tus hermanas, una de esas imposibles, de mirada poco paleolítica. La conocida ensayaba un performance. Un bailarín vestido de negro penetraba un espacio blanco en el que las paredes se confundían con el piso y el piso con el techo. Con acento militar, ella le daba instrucciones, él las acataba. Me despedí. Salí casi corriendo pero antes de bajar por las escaleras vi en ese piso (el tercero creo) al futuro sentado en forma de otros tres artistas conocidos. Me pareció escuchar que me gritabas, me pareció oír tus enormes pechos agitarse. Me espantó la triple cara del futuro. Casi saltando llegué a la planta baja y allí me encontré al pasado en forma de muchas camisas azules con insignias de liceo. Al salir del edificio me vi (como si fuera una película y yo el único espectador y protagonista) en la sala de una galería de arte. Otra vez el piso, el techo y las paredes blancas se confundían. Querida Venus, sola y multiplicada a la vez, ninguna de tus hermanas, solo tú pero mil veces tú, flotando pegada al techo, inflada con helio, cordones te salían de los pies y llegaban al suelo o al techo o a las paredes, globos grandes color verde fluorescente, y cuando esa imagen me hacía creer en el veneno de la esperanza, de pronto te fuiste reventando hasta mil veces, con ese estruendo que lo inconcluso nos deja. Justo en ese momento supe que el amor se desteñía en los tobos del patio.